Domingo, 8 de la mañana, 55 intrépidos aventureros ponen
rumbo a Antequera, tras una parada para desayunar en Los Abades, llegamos a nuestro
destino. En el trayecto desde el desayuno hasta Antequera nos acompañó “El peñón de los
enamorados”, una montaña muy parecida a la cara de un indio tumbado.
La primera visita era obligada, El Centro de Interpretación
de los Dólmenes de Antequera, recientemente nombrados Patrimonio de la
Humanidad, donde nos esperaba una proyección de vídeo sobre la historia de los Dólmenes, tras
la cual pasamos al recinto propiamente dicho para visitarlos.
En ese mismo lugar, los de las bicicletas comenzaron una
ruta BTT, según contaron luego las 3 kabrillas de dificultad…media/baja. El resto del grupo nos
montamos de nuevo en el bus hasta el centro del pueblo, donde se quedaron 7
carretereños para disfrutar de la ciudad de Antequera.
El grupo más numeroso puso rumbo al Torcal para realizar una
bonita ruta de senderismo. La mitad del grupo se bajó al llegar al punto de
partida de la “ruta naranja”, la de más dificultad, un sendero de 3,6 km por una vereda de cabras, los demás eligieron
subir al Torcal y realizar un sendero de menor dificultad, cuyo atractivo era
unas formaciones rocosas con parecidos razonables de animales y otros objetos.
Cual fue la sorpresa de la expedición cuando los hermanos Flores decidieron que
el grupo no se dividiría y todos realizarían el mismo sendero, el de la vereda
de cabras. Toda una proeza para algunos de nuestros senderistas de tan solo 4
años de edad. Casi 4 km de subida que sin duda merecieron la pena por el espectacular paisaje que nos
acompañaba.
Al llegar a la cima, las 3 kabrillas hicieron acto de
presencia tras su ruta, y todos pudimos disfrutar de un entorno magnífico, de su centro de
visitantes y como no del bar. Aquí se pudo descansar y reponer fuerzas hasta que los hermanos Flores tuvieron
a bien recogernos tras solucionar sus benditos problemas mecánicos.
Había que bajar de alguna manera, sin duda la más divertida
fue la de las bicicletas, aunque los del bús tampoco nos aburrimos. De nuevo en Antequera nos
reunimos con los turistas carretereños que tampoco habían desaprovechado el día y
habían visitado Antequera de cabo a rabo. Para despedirnos nos dimos un paseo por sus calles,
descansamos en sus parques y plazas, y los más golosos disfrutaron de su famoso
Bienmesabe.
La aventura terminó sobre las 8 de la tarde cuando los
hermanos Flores nos dejaron de nuevo en nuestro PUEBLO. Un día sin duda para
repetir.
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